Para pensar


¿Y si miramos hacia el oeste?

Rosario crece a un ritmo vertiginoso y descontrolado; se construyen edificios altísimos y no sabemos si tendrán o no agua potable, energía eléctrica, etcétera. Hay conflictos con los vecinos por la luz solar, porque se le caen herramientas, etcétera, etcétera. Muchos problemas con un común denominador: el hacinamiento. ¿Por qué no se construyen viviendas a 20, 30 ó 40 kilómetros de Rosario hacia el oeste, suroeste, etcétera? Porque no hay un sistema de transporte público rápido, eficaz y barato que permita llegar a Rosario en 30 minutos, por ejemplo. ¿Y cómo se soluciona esto? Utilizando el tren, tal como se hace con las líneas Retiro-Tigre, Retiro-Pilar, etcétera. En muchos casos las vías todavía están, sólo sería cuestión de repararlas. Ni siquiera hay que expropiar terrenos o campos. Además, paralelo a las vías se podría instalar un acueducto de buen diámetro para llevar a esos lugares agua del Paraná. En Alemania muchos hogares ya producen más energía eléctrica de la que consumen mediante paneles solares o molinos de viento. Actualmente, Alemania produce ya el doble de la energía eléctrica que consume la ciudad de Berlín utilizando la fuerza del viento, pero para eso se necesita espacio físico y lo tenemos en el oeste. Se imagina usted lo hermoso que sería disfrutar de la paz de los pueblos, poder venir rápidamente a Rosario a gozar de espectáculos culturales, de servicios médicos de alta complejidad, olvidarnos de los cortes de energía eléctrica, de las carísimas tarifas que pagamos, de la burocracia... Y en cuanto a los efluentes de los sanitarios, como en esas zonas no hay redes cloacales, cada hogar podría producir gas metano para calefacción. Y esto no es ciencia ficción. Ya se hace en otros países que han decidido vivir con la naturaleza y no contra ella.

Eduardo C. Flamini

ingeniero químico

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